Cerdos para China, entre el desafío y la oportunidad

Argentina avanza hacía la firma de un convenio con inversores chinos para promover la producción a escala en el país. La sustentabilidad está en el centro del debate pero también es un tema que el Gobierno sigue de cerca.

Esta semana se podría firmar el Memorándum de Entendimiento entre Argentina y China para impulsar el crecimiento del sector porcino local y luego exportar carne de cerdo al gigante asiático. Para entender el porqué de este acuerdo debemos destacar dos aspectos. En primer lugar, el estatus sanitario de nuestro país es de los mejores del mundo, ya que estamos libres de peste porcina clásica, síndrome respiratorio reproductivo porcino y de peste porcina africana.

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El impacto que tuvo esa mortandad pegó de lleno en la economía de uno de los países más importantes del mundo y provocó una escalda de demanda y precios en todas las carnes que incluso nuestro país aprovechó: China apuró acuerdos sanitarios y aumentó las compras de carne vacuna a Argentina con precios y volúmenes récord para el beneplácito de nuestra industria frigorífica. En lo sucesivo, China necesitará importar cada vez más carnes de todo tipo, fundamentalmente porcina, la más consumida a nivel mundial y por eso salió a buscar alternativas. Aquí es donde aparece la Argentina, que con un costo de producción competitivo a nivel mundial, espera con los brazos abiertos inversiones que podrían superar los u$s3.500 millones en los próximos 6 años.

Esto vendría acompañado de la construcción de 25 unidades integradas en varias provincias donde se instalarán plantas de elaboración de alimento balanceado, biodigestores, criaderos, frigorífico, plantas para el tratamiento de efluentes.

Hoy la producción argentina de carne de cerdo ronda las 700 mil toneladas y se podría duplicar. Esa es una posibilidad que no todos los países productores tienen. La necesidad de proteína animal está latente: sólo para tener una referencia, el Instituto de Economía y Desarrollo Agrícola de China confirmó que las importaciones de carne de cerdo podrían rondar los 4 millones de toneladas en 2020.

Este acuerdo generaría un impacto positivo en términos de inversión y nuevos empleos en cada una de las localidades donde se instalarían las unidades productivas y en cuanto a esto no hay ningún tipo de planteo u oposición ya que el norte productivo de la Argentina pasa por producir más alimentos y venderlos al mundo. Sin embargo, se deben responder también las preguntas que surgen en cuanto a la distribución de las granjas, el riesgo de excedente productivo, el enfoque socioeconómico y el impacto medioambiental. De hecho, en un reciente encuentro de ministros del área agropecuaria de la zona centro se planteó la necesidad de responder todo tipo de inquietudes desde la bioseguridad. La oportunidad trae aparejado un desafío y la responsabilidad para que el incremento de la producción confluya de manera amigable con el medio ambiente y la cadena productiva en términos económicos.

Si queremos aumentar exponencialmente el empleo por hectárea de grano producido al trasformarlo en carne, desarrollar con la ubicación de las granjas nuevas zonas productiva y multiplicar la rentabilidad por tonelada de soja y maíz, éste es el momento y podemos hacerlo porque tenemos productores eficientes, recursos técnicos con el know how requerido y un estatus sanitario que envidian muchos países del mundo.

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